La ovulación es un fenómeno orquestado por una conjunción de cambios hormonales en los que participan los ovarios, la hipófisis y el hipotálamo. Aunque el cuerpo de la mujer soporta estos cambios y es estable hay muchos factores que pueden alterar la dinámica de este proceso. Cuando la ovulación tiene lugar y el óvulo se ha desprendido, alcanza la trompa de Falopio donde tiene que producirse el encuentro con el espermatozoide dando lugar a la fecundación. Para que la fecundación se produzca es muy importante que el paso de los espermatozoides con mayor movilidad no se vea entorpecido en su camino a lo largo del útero. El fenómeno de la implantación es el que determinará si todo se ha producido de forma adecuada, y así, finalmente, tiene lugar el embarazo.

Para que el embarazo de forma natural se produzca se requiere que acontezcan con éxito una sucesión de eventos, de forma  precisa y coordinada. Sin embargo, existen factores que pueden interponerse para conseguir con éxito tal objetivo.

¿Cuáles son?


Las causas de infertilidad femenina podremos clasificarlas según el nivel en el que tenga lugar la disfunción, pudiendo distinguir:

Fallo ovárico


Incluye, tanto a las mujeres que presentan alteraciones funcionales menores que no impiden la ovulación, como a las mujeres que han perdido la función ovárica totalmente.

  • Mujeres con función ovárica:

    nos referimos a mujeres que aun teniendo la menstruación pueden presentar; una función ovárica reducida porque han alcanzado una edad avanzada (35 años) y sus óvulos han dejado de encontrarse en el ambiente óptimo de maduración, mujeres que presentan una baja reserva ovárica, mujeres con desórdenes hormonales como el Síndrome de Ovario Poliquístico (SOP) o aquellos que conllevan períodos prolongados con falta de menstruación (Amenorrea). En ocasiones, mujeres con endometriosis severa que afecte a la función ovárica pueden incluirse en este grupo.

 


  • Mujeres sin función ovárica:

    aquellas que han perdido totalmente la función ovárica debido a una edad avanzada o a un fallo ovárico prematuro si la menopausia se produce antes de los 40 años. En ocasiones, puede deberse a alguna lesión, infección, tratamiento oncológico o intervención quirúrgica que afecte a la función del ovario. Aunque menos frecuente, una predisposición genética o alteraciónes cromosómicas llegan a producir la pérdida de función ovárica.

 

Factor tubárico


En las trompas de Falopio, tiene lugar la fecundación del ovocito por los espermatozoides y, posteriormente, el transporte del cigoto hasta el útero. Por lo tanto, cualquier tipo de alteración que dificulte el paso de los espermatozoides y del cigoto, tendrá sus implicaciones sobre el potencial fértil de la pareja. Los procesos inflamatorios,  infecciosos o intervenciones quirúrgicas previas, pueden desencadenar la obstrucción de la trompa. El tejido del útero y de las trompas está estrechamente unido, hasta el punto de que cualquier lesión puede facilitar la cicatrización y formar adherencias que provoca la obstrucción parcial o total del paso a través de esta cavidad. Algunas malformaciones constituyen una obstrucción y una falta de permeabilidad entre la cavidad uterina y tubárica.

Factor uterino o endometrial


Ciertas anomalías uterinas afectan a la implantación embrionaria. El endometrio es la mucosa que tapiza el interior del útero y se encarga de establecer un diálogo molecular directo con el embrión durante la implantación. Algunas malformaciones de la anatomía uterina, la presencia de  tumores, miomas y pólipos, pueden afectar drásticamente sobre las posibilidades de obtener un embarazo.